lunes, 31 de enero de 2011

Cuadragésimo octavo

El sol me llama por teléfono,
para preguntar cuando nos volvemos a ver.


Es cuestión de dar y recibir

Sin importarle el olor a pintura
crea un río de saliva en su mano
y por debajo de la pollera
estimula el filo de sus labios.

La previa de un partido,
es mucho mas que hombres
pateando hacia un mismo arco.
Son músculos que se calientan,
para no sufrir un desgarro.

para no terminar el partido
sin haber jugado.

Su dedo rosa suavemente el clítoris
como 2 pasajeros en colectivo
pero no con la inercia lateral
sino de arriba a abajo
como un ascensor q no encuentra el piso.

el olor a pintura sigue sin molestarle
es una excusa para imaginar
al pintor de brocha gorda
o alguna historia mas vulgar.

Las plantas de plástico,
las sabanas ásperas,
y los cuadros de paisajes,
no distraen a estas perritas
q buscan el hueso, mueven el rabo
y maúllan en vez de ladrar.

El fondo artificial combina
con sus labios rojos,
su ropa de 2da mano,
y las siliconas en su pecho.

Ella esta ahí, en su mundo perfecto,
ficticio, frió y caliente a la vez,
gime como nadie y finge como todas
nada parece sacarla de su eje.

Ni siquiera el lente de la cámara,
que no para de filmar,
y si a ella no le molesta
por q a mi me habría de molestar.

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